jueves, 18 de octubre de 2012

Somos iguales.

Tengo que ponerlo porque si no, reviento.



"No entiendo qué tenemos de diferentes. Los dos somos personas, los dos tenemos los mismos derechos, no entiendo por qué él tiene que ser más que yo. Tampoco comprendo por qué yo tengo que hacer todo lo que me ordene, ni por qué le tengo que dar explicaciones de todo lo que hago. Ni siquiera por qué se enfada tanto conmigo cuando no he hecho absolutamente nada. Le quiero, pero esto no puede seguir así.
No puede ser que llegue a casa pensando en todo lo que tengo que hacer en casa. Y saber que no me va ayudar absolutamente en nada porque "él viene de trabajar y trabaja más duro que yo". Que voy a tenerle que poner todo a su gusto: me he convertido en su sirvienta.
No puede ser que todo lo que yo haga esté mal, y sólo porque soy "ella" y  no "él". Intenta hacerme creer que las cosas son así desde siempre y que yo tengo que seguir con mi rutina. Que viene muy cansado de trabajar y no puede ayudarme. Que le pase una lata de refresco porque está demasiado cansado y siga limpiando.
No me atrevo a discutirle.. es demasiado arriesgado. No quiero enfadarle. Mejor me callo y sigo con mis tareas."

¿No es increíble que alguien piense así? Piensa que son iguales pero aun así no dice nada por miedo. Miedo a tu propio marido. Miedo a la persona a la que una vez amaste pero que ya no es el mismo. Ha cambiado él, ha cambiado ella.
Él piensa que ella lo tiene que hacer todo, que no puede opinar y debe explicarle siempre detalladamente todo lo que hace. Y ella le deja, deja que él siga creyéndolo.
Aquí, los dos tienen la culpa. Y así como esta, ahí millones por el mundo entero.

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